¡Oh, mi yo! ¡oh, vida!
de sus preguntas que vuelven,
del desfile interminable de los
desleales,
de las ciudades llenas de necios.
De mí mismo, que me reprocho siempre
(pues, ¿quién es más necio que yo, ni
más desleal?).
De los ojos que en vano ansían la luz,
de los objetos despreciables,
de la lucha siempre renovada,
de los malos resultados de todo,
de las multitudes afanosas y sórdidas
que me rodean.
De los años vacíos e inútiles de los
demás,
yo entrelazado con los demás.
La pregunta, ¡oh, mi yo!,
la pregunta triste que vuelve
- ¿qué de bueno hay en medio de estas
cosas,
oh, mi yo, oh, vida? -
Respuesta:
Que estás aquí,
que existe la vida y la identidad,
que prosigue el poderoso drama,
y que tú puedes contribuir con un verso.
Oh mi yo, ¡oh, vida!
De las almas que vuelan,
De las miradas que brillan,
De las sonrisas ocultas,
Que, tras la oscuridad,
Esconden el germen de la niñez
Como no podía ser de otra manera, no
podía dejar de lado el poema ¡Oh, mi yo! De Walt Whitman para cerrar con las
entradas de esta asignatura (Procesos y Contextos Educativos). No, no os
asustéis, no significa esto que vaya a abandonar el blog. Aún quiero subir mucho
más contenido relacionado con el tema de la educación, contenido de divulgación
científica, de química, de problemas sociales, visibilidad de realidades del
colectivo LGTBIQ+, etc. Sin embargo, esta es la última entrada que enmarco
dentro de esta asignatura, que ya terminó. Una asignatura que, si bien está
repleta de contenido que habrá que tener en cuenta siempre y mantener en
revisión constante, a modo de resumen, lo que más me ha transmitido son las
ganas de lanzarme a la piscina con mi profesión. Sin embargo, este no será un
salto a ciegas.
En apenas un mes, junto con las otras
dos asignaturas, mi visión acerca de la educación, la labor docente, y las
necesidades de nuestro sistema educativo han cambiado mucho. Si algo tengo muy
claro es que este máster no es más que un punto de partida en mi formación, y
que esta deberá mantenerse a lo largo de toda mi carrera profesional. Si bien
no va a ser una tarea fácil, aunque pueda provocar cierto vértigo, no podía
estar más ilusionada con el camino que he elegido en mi vida, y no podría
reafirmarme de mejor manera en mi vocación.
Hasta ahora, en lo poco que he hecho
como profe, creo que lo que más he aportado ha sido ilusión, hacer que mis
alumnos se interesen por la materia en concreto, despertarles la curiosidad,
motivarles.
A partir de ahora, debo continuar con
esa ilusión, con esa filosofía de encontrar en los niños, adolescentes y jóvenes
esa ilusión y esa curiosidad que llevan todos dentro, y que tan solo hay que
hacer aflorar (que fácil se dice).
Aportaré en todos los aspectos
necesarios para una educación (no instrucción) integral. Cabe resaltar que,
para mí, los valores éticos son fundamentales, punto en el que haré hincapié.
De nada sirve tener mucha cultura si no se es capa de respetar a los demás, de
querer al mundo, de gozar con el amor (y no, no me refiero a amor romántico,
sino al amor de los seres humanos con los demás, ese que muchas veces se nos
olvida).
Por último, quería comentar mi contribución
al poema con un verso, que coloqué resaltado y en cursiva. Había pensado explicarlo,
pero… ¿no sería eso limitar vuestra percepción e imaginación? ¿no es mejor que
os deje total libertad de interpretación? Si alguien quiere dar su propia visión
del significado que tiene ya sabéis… ¡ponedla en los comentarios!
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