La
escuela O Pelouro nace, en palabras de su Co-Fundador Juan Llauder, “con el fin
de atender a la necesidad de ser, poder ser uno y ser uno con otros en un mundo
de niños”. A toda vista, parece un proyecto innovador, motivador, bondadoso y
con valores éticos muy importantes como la equidad.
En
el vídeo1, los niños se muestran muy contentos, dicen que se sienten
libres, que se relacionan con otros niños que tienen síndromes y aprenden de
ellos. Sin embargo, uno de ellos, habla de una compañera como “una autista de
la que puede aprender mucho”, lo que da reflejo de que el centro ha generado
una etiqueta que se ve de alguna forma estigmatizada. Un centro que no hiciese diferenciación
no tendría niños que destacasen que alguien sea autista desde un plano, en el
cual, parece sorprender que alguien autista te pueda enseñar cosas. ¿Quizá haya
demasiados estereotipos asumidos de inicio?
Cuentan
que la educación de las escuelas clásicas ha quedado obsoleta, lo cual comparto
completamente, ya que no se centran en el desarrollo de la personalidad, en la
socialización, en la educación en valores, etc. Por el contrario, se preocupan
de educar en contenidos (que realmente tenemos al alcance con el desarrollo de
internet). Es decir, no está contextualizada en la realidad del mundo actual.
Además,
explican que se sabe mucho de cómo son los niños, pero no se aplica en ellos
las estrategias de aprendizaje óptimas. Sin embargo, si se observa el interés en
que se obtengan resultados de ellos: “los niños se han mercantilizado”. No
podría estar más de acuerdo con esta afirmación. Ya desde pequeños, les
enseñamos que tienen que estudiar porque hay que aprobar para labrarse un futuro.
Sin embargo, en ningún momento se les dice que tienen que aprender. No se les
motiva, no se les hacen actividades orientadas a la introspección, a que se
descubran a si mismos, a que se conozcan, a que encuentren sus gustos.
También
critican que en los informes PISA se buscan resultados buenos, desde un
resultado controlado, sin tener en cuenta el caos. Esto entra muy en relación
con la idea de la teoría del etiquetado que tanto hemos escuchado en clase. Se
genera la idea de niños muy capacitados y otros que no llegan, con el estigma
asociado de ser menos válidos. No tienen en cuenta los distintos ritmos ni
intereses, ya que son pruebas de masa que valoran una homogeneidad y no la
diversidad. De esta forma, en estos chavales se depositan menos esperanzas, lo
cual puede llevar consigo un claro efecto Pigmalion negativo a nivel individual,
provocando que esos chicos se desmotiven y no den lo mejor de si (por lo tanto,
no desarrollen todas sus capacidades). A mi modo de ver, la escuela actualmente
es un sumidero terrible de recursos humanos.
Además,
puedo observar en el vídeo que algunos de los alumnos que hablan están muy
concienciados de la importancia de educar en las emociones, las relaciones interpersonales,
el descubrirse a uno mismo y a los demás… y dan una importancia relativa a los
contendidos. Sin duda, esto refleja que O Pelouro se centra en ese desarrollo
de competencias básicas (que no son, ni mucho menos, los contenidos teóricos de
las asignaturas) del que tanto hincapié se hace pero que, realmente, no se
aplica en la enseñanza más tradicional y extendida.
Posteriormente
explican que el método se basa en encender la pasión por conocer de los
estudiantes, para que así tengan actitud investigadora, ganas de descubrir. Para
mí, este es el punto fundamental de la educación. Tenemos que ser guías que, en
primera instancia, mediante una presentación divulgativa de los contendidos,
emocione, despierte curiosidad, para que los alumnos quieran descubrir por si
mismos. Es en ese momento en el que los docentes debemos dotarles de
herramientas para que sepan buscar y seleccionar la información relevante y fiable.
En un mundo en el cual la información está por todos lados (es más, vivimos en
la era de la sobreinformación), a veces se da la paradoja de que se produce un
proceso de desinformación. De este modo, debemos conseguir desarrollar personas
con ilusión, autónomas, cuyo aprendizaje valga para toda la vida. Aportar datos
nuevos no tiene apenas valor, ya que el 80% de la información se encuentra digitalizada
y en internet. Sin embargo, lo que si se valora, es conseguir el desarrollo de
las competencias básicas fundamentadas en las inteligencias múltiples.
En
O Pelouro, el perfil profesional media, facilita, apoya y compaña al niño en el
aprendizaje. Además, aprenden en el interés de cada niño. Este es otro aspecto
fundamental: educar en las cosas que les interesan a nuestros estudiantes, para
que puedan ir descubriendo a partir de ellas más, y no desde el interés de un
sistema que es realmente homogeneizador y se centra en intereses sociales y
culturales establecidos.
Si
hay algo que no me convence de O Pelouro, es la idea de normalización de “estudiantes
con necesidades especiales”. Estoy totalmente en contra de la idea de
normalización, ya que resulta llamativo que se quiera fomentar la diversidad,
pero se pretendan erradicar las diferencias inherentes a cada persona. La idea
de diferencia de capacidades es realmente un problema, el capacitismo está
muy presente en nuestra sociedad. Hablan de que las personas Autistas pueden
tener “islas de normalidad”. Ahora yo me pregunto…: ¿qué es la normalidad?¿hay
que “normalizar tantas cosas?¿o igual lo que hay que hacer es “cotidianizar”?
Y
lo que es más importante…¿y si dejamos de hablar de las personas autistas como si los alistas supiéramos más que ellos?¿Y si
dejamos de lado esa concepción de las discapacidades como algo relacionado intrínsecamente
con capacidades?
Yo,
desde una perspectiva alista, no puedo hablar de la realidad de las personas
autistas, pero si puedo reivindicar que les escuchemos, que no podemos saber
más que ellos de ellos mismos, y que dejemos de asumir cosas.
Lanzando
esta reflexión, cierro esta entrada (por cierto, esta es una forma también de
educar, incentivar que los alumnos reflexionen, no darles todas las respuestas,
haceres que piensen por ellos mismos).
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