viernes, 30 de octubre de 2020

¿Eres el tutor ideal?



En esta nueva entrada pretendo destacar cuáles son las cualidades y rasgos de la personalidad y qué competencias debe tener un tutor. De este modo, un tutor ideal tiene que:

  • Ser apasionado. Si el tutor no ama su trabajo, difícilmente dará todo de si mismo.
  • Estar motivado. Tan importante como amar el trabajo es estar motivado. Por mucho que le guste su profesión, si está en una etapa complicada donde no tiene motivación, está deprimido, o quemado, no podrá desempeñar su trabajo de forma óptima.
  • Ser creativo. Debe ser capaz de proponer nuevas metodologías de aprendizaje, innovar, adaptarse a cada situación, ser resolutivo, sin necesidad de tener que estar formado en todo, ya que probablemente se encuentre con situaciones que se alejen de la teoría.
  • Ser organizado, transmitiendo los conocimientos en un orden lógico, que faciliten el aprendizaje significativo. Además, deberá contextualizar el contenido de forma apropiada.
  • Conocer estrategias de aprendizaje para enseñarselas a los alumnos. Asimismo, debe aplicarlas el en el aula, con el fin de facilitar el conocimiento.
  • Dar el valor que se merece la ética; la transmisión de valores fundamentales positivos.
  • Desarrollar de forma integral al alumno en todas sus inteligencias. Debe tener habilidades sociales y saberlas transmitir a sus pupilos.
  • Ser capaz de trabajar en grupo, cooperar con los demás, estar abierto a nuevas propuestas, y proponer. Escuchar, ser asertivo. No puede imponer sus ideas ni tampoco ser pasivo, dejando que pisoteen sus propuestas. Debe saber argumentar. El trabajo en grupo da lugar a mejores ideas y de forma más eficiente.
  • Ser observador, para localizar los problemas de la forma más rápida posible.
  • Ser empático, saberse poner en el lugar de los alumnos. Sin embargo, también debe saber imponer su autoridad (que no es lo mismo que ser un autoritario ni un cretino).
  • Preocuparse por la vida de los alumnos fuera del centro, ya que su entendimiento puede ser crucial tanto para ayudar al alumno a mejorar su rendimiento académico y sus resultados como por su bienestar físico y mental.
  • Ser capaz de tomar el rol de moderador o entrenador, no basando sus clases solamente en instruir a los estudiantes. Debe conseguir que estos aprendan a aprender, dándoles herramientas que les doten de autonomía. No olvidemos el objetivo principal de que la educación debe producirse a lo largo de toda la vida.
  • Ser honesto, capaz de asumir sus errores, con afán de mejorar. No hay nadie perfecto, y esta profesión es muy compleja, por lo que se requiere de autocrítica para desarrollar cada día más nuestras capacidades y habilidades. Asimismo, debe estar abierto a recibir una formación continua (derecho y obligación del profesor). Además, debe asumir que la evaluación le permitirá mejorar, y también autoevaluarse.
  • Saber orientar a los alumnos de forma adecuada, y saber buscar ayuda en las personas que se requiera en cada situación.
  • Aplicar metodologías de evaluación que permitan al alumno ver sus destrezas y debilidades para que le sirva en su proceso de aprendizaje para mejorar.
  • Atender a la diversidad, ser inclusivo y saber adaptar las asignaturas de forma adecuada para que TODOS los alumnos adquieran las competencias básicas. No olvidemos que la educación (que no la escolarización) es un derecho fundamental de todos.
  • Implicarse en las actividades extraescolares de los niños, adolescentes y jóvenes, ya que también forma parte de su desarrollo.
  • Estar implicado en la comunicación con las familias y establecer contactos con ellas. Si es posible, es interesante meter a las familias en el aula con cierta frecuencia.
  • Ser activo y saber establecer contactos con el fin de crear redes de aprendizaje con agencias externas a la escuela. En la sociedad posmoderna el conocimiento no reside solamente en la escuela. Para que se produzca un conocimiento integral y este se transfiera, deben establecerse interconexiones con grupos e instituciones del entorno cercano o lejano (gracias a las TIC, las distancias ya no son un problema para la comunicación).  

Por lo tanto, ya sabéis, no os conforméis con seguir reproduciendo más de lo mismo y con instruir al alumno, ya que eso es solo una pequeña parte de su educación.

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