Los objetivos planteados por la Unión Europea en marzo de 2010 para la década 2010-2020 pretenden, por un lado, superar la crisis económica de muchos países y, además, mejorar el modelo de crecimiento, con ciertas carencias relevantes.
La estrategia "Europa 2020" desea alcanzar un crecimiento inteligente a través del desarrollo de los conocimientos y la innovación, un crecimiento sostenible, lo que lleva implícito una mejor gestión de los recursos y, por último, un crecimiento integrador. Para que todo esto sea posible, se fijaron 5 objetivos que la UE debía alcanzar en el año 2020: que un 75% de la población entre 20 y 64 años se encontrase en situación de empleo, inversión en I+D, reducir la emisión de gases de efecto invernadero y aumentar la eficiencia energética, rebajar el número de personas en situaciones o en riesgo de pobreza y exclusión. Por último, también se desea reducir por debajo del 10% la tasa de abandono escolar y que al menos el 40% de personas entre los 30 y 40 años tenga estudios superiores completos.1
Con
lo que respecta al ámbito de la educación, cabe resaltar que España se
encuentra entre los últimos puestos de Europa. Entre el año 2000 y 2004 el
porcentaje de alumnos que abandonan los Estudios Obligatorios ha aumentado, y
se sitúa en la frívola cifra del 30%. Además, el número de jóvenes que terminan
Estudios Secundarios no Obligatorios es mediocre: un 61%, 24 puntos por debajo
de los objetivos de la UE.
Es
cierto que en España ha aumentado la cifra de titulados en el ámbito científico,
pero esto no es consuelo a los resultados tan preocupantes en asuntos tan relevantes
como la formación permanente, la mejora en comprensión lectora, el aumento de
graduados en Educación Secundaria no Obligatoria y el abandono escolar
temprano.
A
pesar de que Europa se ha planteado dos objetivos más, veo relevante resaltar
el ámbito educativo, ya que los objetivos están todos interrelacionados. Una
mejora en el nivel educativo de nuestros jóvenes podría ser causante de un
aumento en la tasa de empleo lo que, a toda vista, implicaría un nivel de
pobreza y exclusión social más reducido.
En
el consejo de ministros español se plantean 12 objetivos con el fin de mejorar
los resultados en nuestro país:
1.
Aumento del éxito educativo entre los estudiantes.
2. Mejoras
en el proceso de evaluación, clave en la calidad de la educación.
3.
Educar de forma continua a lo largo de la vida, siendo más flexibles en el
sistema educativo, permitiendo la reincorporación de personas que hayan salido
de este ámbito.
4.
Crear incentivos en Formación Profesional.
5.
Adaptación en las formas de enseñar a las nuevas tecnologías. Modernización de
los métodos docentes.
6.
Fomentar el aprendizaje de idiomas.
7.
Lograr que la educación sea un bien de interés público y derecho de toda la
sociedad.
8.
Modernizar las universidades.
9.
Mejorar el sistema de becas y ayudas al estudio.
10.
Educación en valores.
11.
Reconocimiento profesional y social de la actividad del docente.
12. Educación inclusiva en la diversidad.
Desde
mi punto de vista, la realidad española en cuanto al éxito educativo está aún
muy por debajo de lo deseable. Llama la atención que en torno al 30% de los
alumnos han repetido curso al final de la etapa de ESO, cuando los informes
PISA reflejan que el porcentaje de alumnos en esa etapa educativa que no tienen
las competencias básicas es del 19%. Por lo tanto, hay más del 10% de alumnos
que repiten curso pero que sí que tienen competencias básicas. Esto debería
hacernos replantear si realmente educamos con el fin de que los estudiantes
adquieran unas habilidades fundamentales, o si simplemente valoramos que sean
muy eruditos, capaces de retener mucha información, pero no de saber aplicarla
posteriormente. Por lo tanto, esto implica que debemos centrar nuestras fuerzas
en cambiar todo aquello que no funciona en cuanto a los aspectos que se valoran
y persiguen en la Educación Primaria y Secundaria Obligatoria. El profesor,
probablemente, deba dejar de ser una figura tan centrada en transmitir los
contenidos concretos, y convertirse más en un "coach", una especie de
entrenador que motive y guíe a sus alumnos hacia las fuentes de
conocimiento.
En
todo lo comentado anteriormente está implícita la presencia de un sistema de
evaluación probablemente deficiente, y que incentiva a los alumnos e incluso a
sus familias y algunos profesores a crear en los estudiantes la falsa idea de
estudiar para aprobar, y no para aprender. En mi opinión, nuestra sociedad hace
un uso excesivo de los exámenes como forma de evaluar. Probablemente, sea hora
de innovar, ser originales, y buscar otras formas de evaluar que los alumnos
han adquirido ciertas competencias.
Resulta
llamativo que, además, se valores tanto ciertas capacidades (lingüísticas,
matemáticas), que son realmente básicas, pero que no se fomenten otras. Es más,
ni siquiera se tengan en cuenta. Me estoy refiriendo a las artes, la
creatividad.
Por
otro lado, creo que es realmente lamentable que se eduque en búsqueda de
estudiantes válidos, pretendiendo por un lado crear "genios" y
estudiantes altamente capacitados y, por otro, dando de lado a aquellos que no
cumplen ciertos requisitos. Esto es horrible en cualquier etapa, pero llama aún
más la atención que no son pocos los casos de estudiantes en etapas tempranas
(finales de Primaria e inicios de ESO) que apenas tienen motivación, que se les
deja de lado, y que incluso han tenido que escuchar alguna vez por parte de sus
padres o profesores que no valen. Es hora de motivar, de no cortar las alas, de
crear ilusiones.
Por último, y no menos importante, quiero resaltar la poca educación en aspectos fuera de lo formalmente académico: deportes, actividades extraescolares, conocimientos y actividades más allá de los contenidos obligatorios, la educación en valores, etc. Apenas se tiene en cuenta la importancia que pueda tener para nuestros jóvenes la realización de deportes, excursiones, u otras actividades que les ilusionen. Siempre quedan en segundo plano, por detrás de la necesidad de aprobar exámenes y ser excelentes. No nos terminamos de dar cuenta de que ese tipo de actividades van a hacer que aprendan y además, que puedan estar más motivados en clase. Las excursiones son una forma magnífica de aprender, y probablemente más efectiva que muchas clases en el aula. Además, estamos hablando de que son también experiencias en la vida. Siempre nos olvidamos de eso. Hemos venido a este mundo a vivir, a disfrutar, a aprender disfrutando, a ilusionarnos, a tener curiosidad... y no a sufrir horas y horas de clases.
La educación
en valores brilla muchas veces por su ausencia. Es lamentable que apenas se
hable de diversidad y discriminaciones. Sin embargo, este asunto que me parece
fundamental, voy a dejarlo para una entrada posterior en este blog.
1Objetivos
educativos de la UE: los programas estaban adaptados para ellos, pero hubo
deficiencias en la medición del rendimiento. Tribunal de cuentas europeo 12,
rue Alcide De Gasperi, L-1615 Luxemburgo. Link: https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:52016SA0016&from=FR
No hay comentarios:
Publicar un comentario